Bárcenas: 'My Generation'
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Cuando algo llega a su fin suele producirse un estallido atronador. Ocurre en los cambios de época. Lo vemos en las películas: el climax siempre viene antes del desenlace. Fijémonos en Quadrophenia. La cinta de Franc Roddam nos sitúa en el Londres de los sesenta y en la rivalidad que mantenían mods y rockers, dos tribus urbanas enfrentadas de forma bastante absurda. Ese es el escenario, el contexto. Pero de lo que realmente trata la película es sobre la evolución psicológica de Jimmy, el protagonista, que pertenece al primer grupo.
Quadrophenia presenta a un Jimmy ensimismado y en una apoteosis constante de excesos: sexo, drogas y en este caso música mod. Pero al final el mundo se vuelve en su contra, precipitándole hacia su propio final. Acaba haciendo implosión. Quadrophenia es en cierto modo el retrato de un final de época y del fracaso de la misma. El fracaso de un modo de hacer, de un modo de entender y de un modo de escuchar al mundo. Algo parecido expone Easy Rider sobre el movimiento hippy.
Y algo de todo esto envuelve también a Bárcenas, convertido ya en un personaje que va más allá del espectro político y mediático. El extesosero del Partido Popular es seguramente el mejor exponente del final de una época, ese periodo que empezó a mediados de los años noventa y que acabó bruscamente a finales del 2007 con la desaparición de Lehman Brothers. La turboEspaña del ladrillo frenó en seco hace ya casi seis años y seguimos recogiendo los desperfectos. Imaginamos a Bárcenas en lo más alto de aquella época, rodeado de aduladores y de una confianza infinita en si mismo y en el futuro. Unos años maravillosos.
La realidad es que las ficciones no duran eternamente. Así nos lo comunica Bárcenas, resignado y seguramente ya cansado de si mismo, mostrándonos su dedo corazón.
EXTRAS
I. El final de Quadrophenia
II. Otras peinetas ilustres: Jose María, Belén y Fabio
Quadrophenia presenta a un Jimmy ensimismado y en una apoteosis constante de excesos: sexo, drogas y en este caso música mod. Pero al final el mundo se vuelve en su contra, precipitándole hacia su propio final. Acaba haciendo implosión. Quadrophenia es en cierto modo el retrato de un final de época y del fracaso de la misma. El fracaso de un modo de hacer, de un modo de entender y de un modo de escuchar al mundo. Algo parecido expone Easy Rider sobre el movimiento hippy.
Y algo de todo esto envuelve también a Bárcenas, convertido ya en un personaje que va más allá del espectro político y mediático. El extesosero del Partido Popular es seguramente el mejor exponente del final de una época, ese periodo que empezó a mediados de los años noventa y que acabó bruscamente a finales del 2007 con la desaparición de Lehman Brothers. La turboEspaña del ladrillo frenó en seco hace ya casi seis años y seguimos recogiendo los desperfectos. Imaginamos a Bárcenas en lo más alto de aquella época, rodeado de aduladores y de una confianza infinita en si mismo y en el futuro. Unos años maravillosos.
La realidad es que las ficciones no duran eternamente. Así nos lo comunica Bárcenas, resignado y seguramente ya cansado de si mismo, mostrándonos su dedo corazón.
EXTRAS
I. El final de Quadrophenia
II. Otras peinetas ilustres: Jose María, Belén y Fabio
a ver cuando explica de donde a sacado las decenas de millones que encima queria blanquear!! vergonzoso
ResponderEliminar¿Y porque no está ya en la carcel con Urdangarin, Millet, el REY y compañia? Hay mucho politico suelto que no deberia estar libre
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